Tierra de uva y vino; Tarija es sin duda reconocida nacionalmente por su campiña que pondera en alto su cultura y tradición vitivinícola que ahora va de la mano de una innovadora productora de conservas artesanales tarijeña, misma que ostenta una nueva alternativa de consumo con el dulce de vino, producto que llama la atención del consumidor local y nacional.
Una tarijeña orgullosa de serlo lleva su amor a la tierra donde quiera que esté, así lo demuestra Ilsen Ávila Navajas, quien actualmente radica en Cochabamba, ella es productora y propietaria de la marca de conservas, dulces y mermeladas Merlín que brinda hace aproximadamente tres años la opción de degustar la transformación del vino en mermelada.
Merlín es una pequeña y naciente empresa artesanal implicada con una significativa cadena de proveedores, “todos de Tarija”, indica la tarijeña emprendedora, “en Bolivia ya existe una consciencia y una tendencia ecológica y gourmet, por lo que podemos imaginar un panorama prometedor, horizonte que Merlín vislumbró desde sus primeros meses de existencia”, asegura Ávila Navajas.
En Tarija los productos Merlín y su dulce de vino se comercializan en La Vinoteca provista también de mermeladas de frambuesa, arándanos enteros, limón, mermelada de locoto y de ají amarillo, dulces de frutilla entera, conservas de zapallitos en almibar, escabeche de hongos, chutneys, peto de albaca, culantro, ají amarillo y actualmente con quinua.
“Es una sensación maravillosa el causar asombro con esta lista de productos diferentes y poder contar a los clientes de qué lugar de Tarija viene cada una de nuestras materias primas y cómo las cultivan. En el caso del vino cómo cultivan su vid, es lindo sentir que el público se interesa en el relato, lo sigue y luego que degusta lo elegido se convierte en un cliente semanal con la seguridad de adquirir un producto artesanal saludable y de excelente calidad”, explica.
Producto tarijeño
Merlín es un emprendimiento empresarial que, como cualquier otra iniciativa busca sustentarse y dar réditos económicos pero además demuestra que con algo de empeño y valentía para encontrar mercados se puede proyectar esos deliciosos alimentos de consumo familiar en un negocio rentable que se valora además por destacar el entrañable cariño a la tierra chapaca y su abundancia, un ejemplo digno a seguir.
Recolectar los frutos de la propia huerta para la preparación de las mermeladas caseras, seleccionar lo mejor para las conservas, invadir la casa con el aroma de la cocina para finalmente compartir la degustación con la familia y entre amigos, representa la esencia que Merlín llena en cada uno de los frascos de vidrio, hasta el tope de los dulces y mermeladas artesanales comercializadas con bastante aceptación a nivel nacional.
Estas mermeladas y conservas llegan al consumidor boliviano como un producto netamente tarijeño, de ahí que el buen sabor, presentación y esmero en la elaboración lograron que Merlín sea valorado, tanto por su buen sabor como por el reconocimiento a la calidad de la materia prima local.
Espíritu emprendedor
El posesionar una marca de productos tarijeños a nivel nacional se imagina difícil, sin embargo, el mayor reto es dar el primer paso; es así como comenzó esta tarijeña que decidió convertir su capacidad en oportunidades de negocio, por lo que además decidió radicar permanentemente en la ciudad de Cochabamba, donde hay más posibilidades de apertura de mercado.
Es así que en el eje troncal del país encontró excelentes oportunidades de negocio para sus conservas, dulces y mermeladas que se encuentran en expendios de diferentes comercios y supermercados con el denominativo de marca: Merlín y la leyenda “Huerta sana y algo de magia”.
Vino hecho dulce
“La necesidad es generar creativamente el agradecimiento eterno a
la tierra tarijeña que produce el vino y todas las materias primas de Merlín. Esto me inspira a la magia, es decir a transformarlas en productos únicos, como es el caso de la mermelada de vino, partiendo de una base conocida por todos: El vino tarijeño, Merlín lo transforma en un producto no alcohólico apto para todo público”, cuenta.
Merlín con su magia convierte nuestro vino tarijeño en una mermelada artesanal única en su tipo que en cualquier contexto motiva sorpresa y curiosidad, también el acto del consumo, añadió.
Cuenta que todo comenzó en Erquiz Ceibal hace más de tres años dónde empezó a imaginar y soñar con esa pequeña factoría que ahora se encuentra en Cochabamba pero que recibe de Tarija toda su materia prima, con la que se elaboran los productos artesanales, ecológicos, gourmets y productos saludables.
Merlín ha recibido una cariñosa cobertura de medios gráficos y televisivos, siempre en torno a las Ferias en la que participó tanto en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz principalmente, con distribución permanente en tiendas ecológicas y almacenes orgánicos debido a que cuenta con componentes antioxidantes y gastroprotectores.
“Nuestra presencia se hizo visible, con muy buenos resultados en Feicobol, Tambo Quemado, en la feria del parque urbano de Santa Cruz, ferias culturales de Cochabamba y las ferias del colegio Calvert en La Paz. A la fecha estamos gestionando nuestra participación en la feria FIAR de Rosario Argentina porque fuimos invitados para representar a Bolivia”, agregó.
“Cada uno de nuestros proveedores en Tarija representan unidades productivas familiares que ayudan a Merlín con la calidad de sus productos para satisfacer la necesidad del consumidor que quiere aportar, salud, innovación y magia a su dieta familiar”, agregó la productora que puede ser contactada para mayores pedidos al email merlindulce@gmail.com o al celular 60791803.
Huerta sana y
algo de magia
Según valoraciones de la prensa nacional se destaca los productos Merlín con los siguientes comentarios:
“Huerta sana y algo de magia”. Esta frase y la historia personal que tiene esta familia con el nombre de Merlín fueron las primeras bases para desarrollar la imagen de estos productos artesanales realizados con materia prima tarijeña.
Cuenta Ilsen Ávila Navajas que Merlín fue un perro muy querido, había en él una magia inexplicable. “Con esta pauta quisimos mostrar la magia, compañía y el amor que Merlín dejó”, afirma.
Añade que la forma del envase ya venía predeterminada pero decidieron darle más calor, más “hogar”, más cariño que el de un simple frasco de vidrio. El capuchón puesto por las mismas manos de la creadora permitió comunicar la honestidad y calidad que querían transmitir.
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miércoles, 11 de diciembre de 2013
Mermelada de vino tarijeño “Merlín”, una mezcla de magia y huerta
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