1 kg de duraznos
1 cucharada mantequilla
1 cucharada de azúcar
1 ramita de canela
Unas hojas de menta
Jugo de una naranja
PREPARACIÓN
Lavar muy bien los duraznos. Al dejarles la piel, mantienen la forma en el horno.
Cuando la cáscara se cocina queda suave, pero de todos modos si quieren
retirarla es muy fácil, porque prácticamente se desprende sola.
Cortar los duraznos al medio. Enmantecar una asadera, reservando un poquito de mantequilla.
Disponer los duraznos sobre la bandeja y rociarlos con el azúcar
Colocar un poco del resto de la mantequilla sobre cada uno (la cantidad es mínima, como 1/2 cucharadita de café por mitad de durazno).
Si lo desean pueden agregar el jugo de naranja.
Cocinar en horno precalentado a temperatura
moderada por 20 a 25 minutos (depende de cada horno).
Los duraznos están listos cuando se notan tiernos, pero no se desarman.
Generalmente, el centro se torna más oscuro.
El durazno apareció en la antigua civilización china y su nombre significa "manzana persa" en latín. A lo largo de
la historia, se consolidó como la fruta de la realeza. Así, por ejemplo, la reina Victoria de
Inglaterra afirmaba que "ninguna comida estaba completa sin un durazno servido sobre una servilleta de algodón".
Y, ¡cuánta razón tenía Victoria! Y es que esta fruta tiene muchos beneficios para la salud.
PROPIEDADES
El durazno o melocotón es una fruta dulce y jugosa, y se lo reconoce por el aspecto aterciopelado de su piel. Es rico en fibra y vitamina A, pero destaca por su alto contenido en vitamina C.
Es una fruta redondeada,
en su interior un hueso alberga una semilla. En algunas
variedades el carozo está muy adherido a la pulpa y en otros se separa fácilmente.
Su tamaño es de unos 4 a 7 cm de diámetro, dependiendo de la variedad de durazno
(color rojo intenso, rosa pálido o amarillo anaranjado).
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